Felipe y Daniela eran dos adolescentes cuya rebeldía no respetaba el toque de queda que se había instaurado para evitar la propagación del virus. Ellos estaban enamorados y nada más les importaba. Por eso, cada noche se escapaban de sus casas para encontrarse a escondidas en la plaza central, aunque solo fuese por unos minutos. Hoy en día, si algún transeúnte llega a verlos, huye despavorido. Felipe y Daniela siguen encontrándose a media noche en la plaza y su familia aún los llora.
Amantes de Cuarentena
