-«Pide un deseo antes de soplar las velas» dijo alguien.
Ella cerró los ojos y pidió su deseo. Al abrirlos, sopló con todas sus fuerzas pero no solo se esfumaron las llamas de las velas, sino también toda la escena que había tenido enfrente hacía un segundo.
En su lugar, volvieron aquellas paredes blancas que la hacían dudar todos los días de lo que era real y lo que solo estaba en su imaginación.
Gracias por las ilustraciones a Andrews Castellanos @anartharon