Brasil-Venezuela

Cómo muchos sabrán, al estudiar traducción elegí los idiomas inglés y portugués. Aunque nunca he viajado a Portugal ni a Brasil, me parece curioso que Venezuela tenga más relación con el primero, siendo Brasil un país limítrofe. Más curioso aún, es que nunca me había sentido tan cerca de Brasil como ahora que vivo en Chile.

Varios de mis nuevos compañeros de trabajo provienen de Brasil, incluyendo a mi ahora amiga y roommate Flavia. Ambas llegamos a Chile por primera vez en septiembre y desde ese entonces hemos estado aprendiendo y acoplándonos a este país, mientras practicamos nuestros idiomas (ella el español y yo el portugués).

Aunque las diferencias culturales no son tan grandes, existen algunos casos en los que hasta las similitudes de los idiomas nos juegan una mala pasada y se convierten en los momentos más graciosos que hemos pasado y que quiero compartir con ustedes.

El cura aplaudiendo

La primera semana de nuestra llegada, aún era invierno en Chile, así que Flavia y yo pasábamos la mayor parte del tiempo en casa (todavía no comenzábamos a trabajar). Un día le pregunté si quería ver una película de terror (para ser honesta, no quería verla sola). Flavia aceptó y por coincidencia, la película era brasileña. «Ah, então yo no creo que sea como buena» dijo Flavia.

La película se llama «Diario de un exorcista», así que se podrán hacer una idea. Escena típica: el padre llega a la casa del exorcismo y se para frente al portón, da un vistazo y de repente… aplaude. Aplaude unas tres veces de un lado, tres veces del otro, y yo comento antes de volverme a llenar la boca de cotufas (pipokas en Brasil), «uy, ya empezó.» Y Flavia: «Empezó que?». Yo: «Bueno, a espantar los espíritus, no sé». Y Flavia comienza a reírse. «No, no. Es que así llaman a la puerta en algunas regiones en Brasil». Yo entre cotufas y risas logré decir: «¿Y no es más fácil tocar?» Ella también entre risas: «¿Y si la casa no tiene timbre? «

Quitando el pulpo

V:-«Flavia, voy a limpiar un poco, que si a quitar el polvo y eso.»

F:-«¿El Polvo?»

V:-«Sí, el polvo.»

F:-«¿Qué es el polvo?»

A veces las cosas más sencillas son las más difíciles de explicar. -«El polvo es esto.» Paso mi dedo por la mesa y le muestro y ella estalla en risas y yo sin comprender. «El polvo en portugués es aquel animal del mar que tiene ocho patas, ese que ‘você’ comió en su ceviche.»

Sr. Jamón

Sábado en la tarde, yo echada en mi cama viendo series, cuando de repente Flavia me llama desde su cuarto: -«¿Verónica?»

V:-«¿Flavia?»

F:-«¿Qué significa Ramón? ¿Es un nombre?»

V:-«Sí.»

F:-«¿Y jamón, existe?»

V:-«Sí, significa: presunto aquilo que eu comprei para colocar dentro do sandwich.» (Ahí va mi portuñol)

F:-«¿No es un nombre?»

V:-«No.»

F:-«Tá» (ok).

La «R» en portugués suena a nuestra letra «J» dependiendo de donde esté. Quien sabe que habrá dicho.

Ay misericooordia

Por supuesto que al llegar a Chile ya venía un poco preparada para eso de los temblores. Uno por más que sea ha vivido su 3.5. Por su parte, Flavia, nunca había sentido un temblor. Nuestro primer temblor ocurrió a la semana de estar aquí. Yo estaba desayunando y me levanté a abrir la puerta del apartamento (según la señora de limpieza era algo por seguridad, por si la puerta se descuadra). Después mandé una nota de voz a mi familia: «Familia está temblando, se les quiso mucho». Luego llamé a Flavia que llegó con cara de desconcertada desde el cuarto. .-«Yo pensé que fue ‘você’ que me movió la cama. Ay qué susto.»

En general, Flavia y yo aún seguimos con frío (todo por debajo de 15 grados es frío para ambas), extrañamos la playa … caliente. Sí, aquí hay playa pero es fría. Ambas estamos de acuerdo en que la playa así no es tan «tópi» (top=fina). Flavia comienza toda frase con «então» (entonces),  y obvio que ya se me pegó, pero prefiero comenzar toda frase con «então» a terminarla «y ya poh». ¿Me cachai? Vení a leer mi blog poh, que está de la weah.

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