Creencias infantiles

Hace un par de días, hablaba con mi amiga Flavia sobre mi nueva rutina de cuidado de cabello y le explicaba cómo creía que cortándome las puntas cada dos meses, en luna creciente, estaba ayudando a que me creciera más rápido. Ella me dijo que muchas personas afirmaban esto y ella no entendía cuál era la relación si el cabello crece en la raíz y no en la punta. Yo me reí antes de contestarle que yo tampoco sabía, y lo de que el cabello crece en la raíz lo supe como a los 15 años, y nos reímos juntas por las cosas que creíamos de niñas y lo sorprendentemente tarde que nos enteramos de algunas otras cosas.

Amigos lectores, yo fui niña de apartamento. Mi noción del mundo venía en su mayoría a través de mi televisor. Por eso, de pequeña creía que en décadas pasadas la gente se vestía solamente de blanco, negro y gris. Creía que la fruta crecía en el mercado (pues yo no veía de dónde salía antes de verla allí), y en mi primer viaje a Estados Unidos (a los 6 años) me enteré que no todos en el mundo hablaban español como yo.

Si creen que era una niña muy tonta, se sorprenderán de saber lo común que es esto. Una amiga maestra me contó que en una ocasión mandó a sus alumnos a dibujar un pollito. Los niños de alrededor de 6 o 7 años dibujaron el típico animalito amarillito, con su pico, sus ojos, sus dos paticas. Todos excepto uno, que dibujo su pollito bien marroncito, encerrado en un circulo que parecía un plato. Su noción del pollo era así, asado, en su plato, donde hasta ese momento había visto un pollo.

Para defender mi caso, busqué testigos que pudieran aportar sus propias experiencias con estas creencias infantiles que ahora nos resultan muy cómicas, y aquí les presento varias de ellas:

Claire:

«El televisor de mi casa tenía un vidrio que cubría la pantalla y este podía quitarse apretando unos botones laterales. Mi familia me advertía que no tocara dichos botones porque se caería el vidrio. Yo creía que si lo quitaba podría meterme en los programas de televisión».

Angel:

«De niño, a mi hermano y a mí nos gustaba mucho comer jamón, tanto así, que cuando mi papá lo compraba no podía evitar que lo acabáramos de un día para otro. Para intentar evitar esto y hacer que rindiera más tiempo la charcutería, mi papá inventó la bactería tricochoma jamoniasis que se adquiria por comer mucho jamón. No por la carne de cerdo, era solo por el jamón. Claro, de pequeños nunca cuestionamos esto y por muchos años crecimos con el inminente peligro de que si comíamos mucho jamón nos daría la tricochoma jamoniasis«.

Jackeline:

«De pequeña me gustaba tanto la pasta que mi familia me hizo creer que si comía mucha pasta me convertiría en pasta».

Manuel:

«Cuando era pequeño pensaba que si le daba al botón para abrir las puertas automáticas de mi casa, estas se abrirían sin importar en qué lugar estuviese. Me daba miedo pensar que mientras estaba de vacaciones con mi familia en la playa, si presionaba accidentalmente el botón, las puertas en mi casa se abrirían y alguien podría entrar».

Wayan:

«Tendría unos cuatro años, cuando un día me vi el trasero en el espejo y descubrí que tenía un hueco. Siempre me acuerdo de eso porque me da mucha risa. No sé cómo pensaba yo que salía el pupú, pero yo no sabía que allí tenía un hueco. De esa edad uno no conserva muchos recuerdos, solo las cosas que aunque sean pequeñas te marcan».

Verónica F.

«Creía que Jesucristo se llamaba INRI, hasta me llegué a preguntar que habría hecho el Sr. Inri para estar así clavado».

La verdad es que, analizando estas historias me he dado cuenta de lo  maravilloso y a la vez aterrador que puede ser el mundo para los niños. Sin embargo, al mirar atrás, a veces agradezco por esa inocencia. Como la vez que no lograba dormir porque tenía miedo de que se subiera una cucaracha a mi cama, y mi hermano me calmó explicándome que  ellas resbalarían por las patas de la cama si intentaban subir y yo logré dormir tranquila esa y todas las siguientes noches.

Indudablemente todo es más interesante y nos divertimos más de niños porque cada día hay miles de cosas por descubrir y todo está forjado por nuestra imaginación y en algunos casos, como es el de varios amigos en estas historias, por lo que nos dicen nuestros malévolos familiares.

Si tienen alguna historia similar son bienvenidos a compartirla en los comentarios.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *